Publicado originalmente en la Página de facebook de la Marcha por el Derecho a la Salud Mental.
Pasó la 7ma Marcha, y nos deja un año más, con los cuerpos atravesados por la experiencia de hacer parte de una lucha histórica por la dignidad. Nos deja un movimiento que se planta, que exige que de una vez por todas la Ley Nacional de Salud Mental sea implementada en la provincia. No con promesas y engaños. Con proyectos reales, con hechos. Con presupuesto. Con laburantes acompañando en los barrios y en los territorios de nuestra querida provincia incendiada y explotada por los negocios de unos pocos.
La 7ma Marcha nos deja la piel erizada por tantas experiencias, por tantos proyectos colectivos, populares, que construyen a contramano del abandono gubernamental; que producen voces en primera persona. Que defienden una salud mental comunitaria, inclusiva, basada en la perspectiva de derechos humanos y el modelo social de la discapacidad; en contra de las resistencias de sectores que aún sostienen que la privación de derechos, el encierro, la segregación y la exclusión pueden ser saludables para alguien.
La séptima marcha nos dejó más de 8 mil personas siguiendo la transmisión en youtube y en Facebook. Más de 8 mil personas, que como cada año desde Colón y Cañada nos encontramos. Abrazándonos entre pantallas; reconociéndonos con nuestras banderas, en la dignidad de la lucha. Este año la 7ma Marcha por el Derecho a la Salud Mental no necesitó ser replicada en otras ciudades, provincias y territorios de nuestra América Latina: compañeres de Jujuy, de Entre Ríos, de Buenos Aires, de Montevideo, de México, y desde todos lados nos saludamos, nos acompañamos, nos encontramos en la virtualidad.
Más de 8 mil personas en la virtualidad y miles de otros cuerpos prestando atención a las propaladoras que recorrieron la ciudad de Córdoba. Anduvimos al ritmo de 9 propaladoras diciendo, invitando, demandando que la salud mental es un derecho humano, que es cosa de todes, que el estado de abandono no es un destino inevitable, que la urgencia está en la comunidad.
Anduvimos por Alberdi, Alto Alberdi, por el centro y por barrio Providencia. Transitamos por San Martín, por Nueva Córdoba, por Barrio Güemes, Barrio Observatorio y Bella Vista. Por Alta Córdoba, Cofico y General Bustos; por Juniors, General Paz, San Vicente y Barrio Pueyrredon. También anduvimos por Barrio Crisol, por Colón, por Barrio Jardín, por Barrio Iponá. Más al sur transitamos las calles de la Villa el Libertador, de barrio Comercial y Santa Isabel. Anduvimos por Los Naranjos, por Parque Capital, por barrio Los Plátanos. Fuimos más al norte y recorrimos barrio Marquez, Poeta Lugones, Alto Verde; también por Argüello, por 9 de julio, por los Boulevares… Y mucho más: anduvimos por todos lados.
Transitamos por todos esos (nuestros) territorios donde este año debiéramos contar con equipos de salud mental acompañando en los barrios. Donde debiera haber cientos de experiencias de vida independiente, de escucha, de apoyos. Donde las casas de medio camino, los proyectos culturales comunitarios, los dispositivos sustitutivos al manicomio, y las experiencias productivas, cooperativas y laborales debieran haber florecido revitalizando de dignidad y diversidad las tramas urbanas.
Anduvimos por territorios populares, por lugares transitados y lugares olvidados. Anduvimos para que la urgencia no sea invisibilizada. La séptima marcha no sólo fue virtual, nos hizo transitar todos estos, nuestros, territorios.
Todos esos (nuestros) territorios donde debiera haber cientos de experiencias de vida independiente, de escucha, de apoyos (…) casas de medio camino, proyectos culturales comunitarios, dispositivos sustitutivos al manicomio, experiencias productivas, cooperativas y laborales debieran haber florecido revitalizando de dignidad y diversidad las tramas urbanas.
La 7ma Marcha por el Derecho a la Salud Mental nos empujó, una vez más a disputar discursos y representaciones sociales, para desarmar prejuicios y para que la locura no sea nunca más ligada a la peligrosidad: para que no haya más miedos en los medios. Para construir mensajes más accesibles e inclusivos; para ejercer el derecho a que las personas con discapacidad psicosocial no sean habladas por otras, para que, en esta lucha, realmente sea nada sobre nosotres sin nosotres.
La 7ma Marcha por el Derecho a la Salud Mental nos deja sobre todo el compromiso de seguir luchando, porque el 2020 era el año sin manicomios, porque el gobierno provincial, las autoridades de salud y salud mental de la provincia son responsables de esta vergüenza, de este incumplimiento. Porque no damos Ni un Paso Atrás. Porque la Urgencia es Construir en Comunidad.
¿Y a vos qué te dejó?