Desde que comenzó a instalarse en nuestro país la pandemia del Covid-19, a través del Observatorio hemos estado registrando, documentando y organizando informaciones diversas respecto al campo de la salud mental en Córdoba en este particular contexto. La pandemia es evidentemente la categoría central para pensar el tiempo que nos toca vivir, también (y con particular emergencia) en el campo de la salud mental. La otra referencia es histórica: el décimo aniversario de la Ley Nacional de Salud Mental coincidió en la redondez numérica de su cumpleaños y en el incumplimiento de los compromisos asumidos por el Estado al promulgarla, con la irrupción de este virus que trastocó prioridades y agendas políticas, demandas sociales y condiciones de participación política. Los «efectos de la pandemia en la salud mental» se volvió un lugar común, visitado con la liviandad argumentativa del debate televisivo y la rigurosidad de sondeos de percepción presentados como verdades objetivas; antes que a partir de análisis más lúcidos sobre las condiciones para la producción social de subjetividades en este tiempo.
En este contexto, los neuropsiquiátricos no se han transformado, el Estado provincial ha destinado el menor porcentaje de presupuesto a la salud mental de los últimos años. Los dispositivos comunitarios se redujeron a la mínima expresión. La externación de personas usuarias y la generación de condiciones de vida independiente, con apoyos adecuados, y en comunidad se ve más lejana que nunca. Y de nuevo, equipos de salud precarizados diezmados, entre mutaciones del virus y el abandono cordobesista.
Así, y a pesar del mandato social a la vorágine, un nuevo aniversario redondo nos salva e invita a la pausa. Y esta vez, este año, el décimo aniversario, es el de nuestro propio espacio. Nuestro propio proyecto iniciado al calor de la organización colectiva que impulsó y discutió una ley provincial de salud mental, y con el objetivo de monitorear el cumplimiento de ambas (en su momento) flamantes leyes: la nacional y la provincial.
La autorreferencia no es aquí arrogancia, sino una excusa para revisar el camino realizado, que no es de un espacio, el camino de la lucha social siempre es colectivo. Hacer una pausa aparece hoy como una necesidad imperiosa en tiempos de urgencias permanentes.
Por eso, en este artículo publicado en la Revista E+E: Estudios de Extensión en Humanidades, a unos meses de que el Observatorio cumpla una década de existencia y por la necesidad de hacernos una pausa para re-pensar nuestro rol y nuestras prácticas como actorxs sociales pertenecientes al campo de la salud mental, decidimos llevar adelante una retrospectiva de nuestro trabajo que recupere las tensiones del campo que todavía persisten a más de diez años de sancionadas las leyes de salud mental.
Una excusa para revisar el camino realizado, que no es de un espacio, el camino de la lucha social siempre es colectivo. Hacer una pausa aparece hoy como una necesidad imperiosa en tiempos de urgencias permanentes.
Lxs invitamos a leer este Artículo titulado “Una pausa para pensar el campo de la salud mental. Reflexiones desde el Observatorio de salud mental y DDHH” publicado en el Dossier “La dimensión social de la salud en el campo extensionista: proyectos colectivos en juego” de la Revista E+E (FFyH, UNC).